Miro como boba el celular cada 5 minutos,
con la esperanza de que esa nueva notificación remita de ti.
Me desespera saber que aún no ha llegado
y que cabe la posibilidad de que nunca llegue.
No has salido de mis pensamientos desde ayer,
desde esas 12 horas junto a ti.
Guardo el temor de que solo yo sentí,
y que esto fue solo un momento en el tiempo sin cabida a repetición.
Pero por favor, llega.
Llega ya, por favor
sálvame de este miedo a perderte,
que me desespero y te quiero hablar.